En una encuesta a mujeres embarazadas, en su mayoría comentaron que después de haber dado a luz, el cerebro daba algunos cambios tal como: la falta de memoria, de concentración, de coordinación y eran más lentas al momento de pensar, resolver algo o incluso para tomar una decisión.
Cambios a nivel neurológico durante el embarazo
Solía ser un mito, sin embargo, tiene mucho de cierto, que el cerebro de la mujer sufre ciertas transformaciones tantos funcionales; como estructurales durante y después del embarazo. Se realizó, un seguimiento a unas 2.500 mujeres de una edad comprendida entre 20 y 24 años; y como resultados obtuvieron que, las diferencias de sus capacidades mentales, se desarrollaron durante y después del embarazo, antes no. No obstante, ciertas habilidades mejoraron entre ellas: la capacidad de aprender y la memoria haciéndose permanente.
Se pude decir, que los datos adquiridos sobre las hormonas, cerebro y embarazo suele ser complejos. En el año 1997, se realizó un estudio por un grupo de especialistas radiólogos y anestesiólogos, cuyo líder era Anita Holdcroft de la Royal Postgraduate Medical School de Londres. Donde publicaron que, el cerebro de la mujer se reducía de volumen en un aproximado de 7% al finalizar el embarazo. Y que para que el encéfalo recuperar su tamaño normal debía pasar unos 6 meses.
Este estudio se realizó en unas 10 mujeres sanas que fueron sometidas a resonancias magnéticas, para ser más claros, se tomaron tres grupos de imágenes de cada una: la primera se hizo al final de embarazo, la segunda unas 8 semanas después del parto y la ultima 6 meses después.
En los primeros meses después del parto, ciertas áreas cerebrales duplicaban su tamaño, donde se encontraban las del juicio y razonamiento (corteza prefrontal) la que regula la emoción (hipotálamo y amígdala) reconocimiento de las emociones y la empatía (giro temporal superior, ínsula y tálamo) aprendizaje (la sustancia negra).
Después de los 6 meses estas áreas, formaban conexiones neurales nuevas, y con una densidad mucho mayor. Holdcroft determinó que; estos cambios ocasionados en el cerebro se debían a una transformación en el volumen de las células, en fin, los ventrículos cerebrales tienden a aumentar el volumen durante el embarazo y luego de 6 meses regresan al estado inicial posterior al parto.
Procesos hormonales durante el embarazo
El cambio del encéfalo, se debe a los cambios hormonales, cabe destacar que durante el proceso del embarazo, tanto la placenta como los ovarios, producen el estrógeno y la progesterona, aparte la hipófisis y el hipotálamo segregan la oxitocina y la prolactina.
Por lo tanto, esta secreción hormonal suele alterar la fisiología y la morfología de las neuronas. Por un lado tenemos, al estrógeno y la progesterona, que acrecientan la densidad de las espinas dendríticas, también desarrolla la excitabilidad neuronal en el hipocampo.
Por otro lado, tenemos la prolactina, la cual desarrolla la regeneración de la sustancia blanca en el encéfalo, sin dejar atrás su protagonismo en la neurogénesis; la cual se origina en el hipocampo. En cuanto, a la oxitocina, amplia la actividad de las neuronas inhibitorias del hipocampo, mejorando la propagación de las señales, incrementando cambios funcionales y estructurales en esta área del cerebro; enfatizando que el hipocampo asocia el estado de ánimo, memoria y emociones.
Los cambios que se producen durante el embarazo, incitan a las conexiones cerebrales, para que puedan responder de manera más rápida, en cuanto a los estímulos sensoriales del bebé, además se pueden denotar nuevas conexiones de neuronas en las áreas de la cognición y memoria.
Después del parto, la clave se encuentra en el olfato, puesto que se desarrolla una hipersensibilidad en esta zona, lo que sería un punto a favor de la madre y su bebé. En determinadas cuentas, un cambio tan llamativo, solo puede observarse, tras sufrir un daño cerebral o una enfermedad. Entonces, se puede presentar el embarazo, como un momento de gran importancia que conlleva cambios en la estructura del cerebro, tan acentuados como los que denotan en la pubertad y la diferenciación sexual.
La inteligencia se incrementa posterior al parto
En ciertos experimentos realizados con ratas, expertos denotaron que, la inteligencia se incrementaba posterior al parto. Se realizó un seguimiento y en la última fase del embarazo, tenían una caída en la habilidad espacial, sin embargo, una vez que parían, podían superar a otras hembras, en recordar la ubicación de la comida en ciertos laberintos que eran complejos. Aparte, son mejores al momento de cazar su presa.
Un estudio que realizó Craig Kinsley, demostró que las hembras que no tenían crías tardaban unos 270 segundos para cazar un grillo, que se encontraba en una jaula, mientras que los roedores que acababan de parir podían hacerlo en 50 segundos. En resumidas cuentas, estos roedores desarrollan una mejoría en la memoria prospectiva, en la memoria espacial y en el reconocimiento de los objetos. En las mujeres, por el contrario existe una ligera caída en la memoria prospectiva, pero solo para las experiencias complejas y novedosas.
Una de las áreas que se perciben con mayores cambios durante el embarazo, es la zona preóptica medial, la cual se vincula con el comportamiento maternal. Las lesiones producidas en esta zona en los roedores preñados o recién paridas disminuyen o descartan completamente el comportamiento maternal. Como por ejemplo: el acicalamiento de las crías, la construcción del nido y del cuidado de la prole.
Esta misma área en los humanos es vinculada con el interés y motivación de la maternidad; es de suponerse que la madre mejora su comportamiento, en todo lo referente a la eficiencia de su trabajo como madre, en la atención y cuidado de los hijos, además se ha comprobado que la maternidad permite que el cerebro de la mujer sea más estratégico y planifique mejor. Por tal motivo, el cerebro de las madres humanas tiene más relevancias en otras prioridades.
Tras finalizar el embarazo, las mujeres empiezan a mejorar las emociones, en cuanto al miedo, asco y enfado en rostro, por lo que la habilidad para detectar las emociones positivas como la felicidad no cambia. Es evidente que esto suceda de esta manera, puesto que si está por encima de todo la protección del hijo, se colocan todos los recursos neuronales en la identificación de algún riesgo o amenaza, pendiente de alguien que se acerque con malas intenciones, no obstante, algo positivo aunque sea normal es menos relevante en esta situación.