El apodo de Ivan el Grande está directamente relacionado con su época de reinado y el poder que desarrolló durante su mandato como Zar de Rusia. Durante su reinado, que duró desde 1533 hasta 1584, Ivan logró ampliar el territorio de Rusia, estableciendo la iglesia ortodoxa como religión oficial, ejerciendo el control sobre la nobleza y disminuyendo la influencia de los boiáres. Estas hazañas le dieron a Ivan el Grande el mote de “el terror de los enemigos”.
Su ascenso al trono
Ivan IV fue el primer zar de la dinastía Rurik, una familia que gobernó Rusia desde el siglo IX hasta el siglo XVII. Ivan asumió el trono a la temprana edad de 3 años, luego de la muerte de su padre Vasili III. Durante los primeros años de su reinado, Ivan fue guiado por su tutor Boris Godunov y los boiáres, una clase de nobles que se habían convertido en una influencia política significativa. A la edad de 16 años, Ivan se liberó de la tutela de los boiáres y comenzó a gobernar por sí mismo.
Su lucha contra los boiáres
Uno de los primeros actos de Ivan fue la supresión de los boiáres. Estos nobles eran los que ejercían el control político y económico sobre el pueblo ruso y el Zar había decidido que esto no podía continuar. Ivan empezó a despojar a los boiáres de sus tierras y les impuso fuertes impuestos. También limitó sus derechos políticos, lo que le permitió gobernar sin tener que preocuparse por sus críticas. Esto le dio a Ivan el control total sobre el gobierno ruso.
Su aumento de poder
Durante su reinado, Ivan logró ampliar el territorio de Rusia al conquistar grandes extensiones de tierra de los países vecinos. Estas conquistas le permitieron a Ivan expandir su influencia política y comercial a los países vecinos. También logró establecer la iglesia ortodoxa como religión oficial de Rusia, lo que le permitió controlar la cultura y la educación del país. Estas hazañas le dieron a Ivan el Grande el mote de “el terror de los enemigos”.
Su legado
A pesar de la brutalidad con la que Ivan el Grande ejerció su gobierno, su reinado marcó el comienzo de un nuevo período de desarrollo para Rusia. Estableció una estructura política sólida que se mantuvo durante los siglos siguientes. También impulsó el comercio y la industria, lo que ayudó a Rusia a convertirse en una potencia económica. Su legado aún se siente hoy en día y es por eso que se le conoce como Ivan el Grande.